Almuerzo al aire libre [Jessica]

Era de mediodía. Estaba famélico por tanto andar de un lado al otro, el ritmo de Seattle era muy diferente a lo que normalmente acostumbraba en Italia. Un pequeño puesto de comida italiana llamo mi atención, y el hambre que me invadía hacia todo mucho más tentador de lo que normalmente era. Me asomé curioso y me senté en una especie de "barra". Observe al vendedor y le hice un pequeño gesto con la mano para captar su atención. — Una pizza pequeña de muzarella por favor — el señor asintió con la cabeza y se oculto detrás del mostrador, en dirección a la cocina supuse. Mientras esperaba comencé a recorrer mis alrededores con la vista, tratando de hacer de Seattle mi nuevo hogar poco a poco.

Con prisas siempre con prisas... esa mañana no había parado ni un solo momento. Ya no quería seguir dependiendo de mi madre y su estúpido novio, quería empezar una vida por mi misma pero claro... con toda la gran cantidad de gastos a los que estaba acostumbrada y teniendo en cuenta de que era una simple estudiante no me daba para mucho, asique había pensando en buscar trabajo.
Ese es el motivo por lo que había tenido una mañana de perros, de un sitio a otro para al final no encontrar nada... Nisiquiera me había dado tiempo a desayunar y ya era la hora de comer... estaba muerta de hambre. Justo en ese momento pasé por delante de un pequeño puesto de comida italiana pero lo que más llamó mi atención era la persona que estaba dentro, Edward Black, vaya, una muy buena compañía para comer. Me acerqué hasta donde estaba y le di un pequeño toquecito en el hombro llamando su atención esperando con una perfecta sonrisa a que se diese la vuelta.

Sentí un leve golpeteo en mi hombro. Me di la vuelta para ver de quien se trataba y me lleve la grata sorpresa del día. Aquel rostro perfecto, esos ojos zafiros que hacian delirar a quien sea...se trataba de ella.
— Que grata sorpresa Jess — musité esbozando una sonrisa, para luego ponerme de pié y poder saludarla mejor.
— ¿Haciendo una pequeña parada para almorzar? — pregunté curioso mientras le ofrecía un asiento junto al mio. Jess era esa persona que podía cambiar mi humor a antojo y voluntad con tan solo una mirada, una palabra bastaba para que mis ánimos estuviesen al máximo.

Mi sonrisa se volvió mas amplia en cuanto su mirada se cruzó con la mía, no había podido encontrarme a alguien mejor justo en ese momento.
-Para mi si que ha sido una grata sorpresa.. Enserio Ed creo que me acabas de salvar de la peor mañana de mi vida...-resoplé algo disgustada para luego acercarme a él con delicadeza y saludarlo con un beso en la mejilla-
Me separé unos centímetros para volver a observarlo mientras escuchaba con atención su pregunta, asentí con una pequeña sonrisa
-Si, por fin! estoy muerta de hambre enserio... no he podido ni desayunar ¿Te lo puedes creer? De verdad que complicada es esta sociedad...-comenté con un tono entre dramático y bromista. Observé al vendedor que parecía estar esperando impaciente una respuesta por mi parte desde hace ya unos minutos-Eh.. Una pizza pequeña de cuatro quesos-el vendedor se dió la vuelta posiblemente para empezar a prepararla-

Al parecer no era el único con un día algo agitado. — Lo mismo digo! Aun no me acostumbro a Seattle en lo más mínimo...Una cara conocida era mi salvación y aquí estas — respondí sonriente ante sus palabras. Después de todo si pudiese ver su rostro más a menudo sería más sencillo acostumbrarme a la ciudad. Escuché atento sus palabras y creo que coincidían plenamente con mis pensamientos. — El tiempo no perdona, ¿Verdad? Uno no puede tomarse un tiempo para uno mismo...Es difícil y aún más cuando se debe acostumbrarse a vivir de manera independiente — añadí a regañadientes. Mi día había sido más alborotado de lo normal, pues me vi obligado a buscar un empleo para cubrir mis gastos. Me desagradaba la idea de que mi madre me estuviese pagando la universidad, pero no tenía otra alternativa más que aceptarlo.
— Quien diría que el hijo de una actriz de gran renombre terminaría trabajando en un puesto de café —
comenté entre risas, haciendo evidente mi reciente empleo en Starbucks y resaltando su comentario sobre la complejidad de la sociedad.